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sábado, 18 de abril de 2020

te esperaba, te espere

Te esperaba, te esperaba con ansia y con desespero, esperaba una respuesta como las de antes, con esa gracia que te caracteriza, esa que pocos entienden porque tienes un humor tan tuyo que a veces es difícil seguirte el ritmo de la conversación, aunque yo siempre me quedaba perdida en tus ojos cuando me hablabas la verdad y pocas veces seguía el hilo, y cuando te leía me perdida en las palabras y me sumergía en un mundo que no era el mio pero en el que me encantaba ser una ocupa. Te esperaba todos y cada uno de los días, desde el ultimo día que hablamos,si, que hablamos, pero no como ahora, no con el simple propósito de comunicarnos como amigos o conocidos que llegamos a ser, si no hablar de verdad, como hablábamos antes, cuando hablabas de la vida como un regalo, cuando me decías que eras agnóstico a pesar de que ibas fiel a Loja todos los años, cuando escribías lo primero que se te pasaba por la cabeza, cuando reíamos juntos y nos contábamos como pensábamos vestirnos el día que alguno se casara en un futuro. Te esperaba, pero cuando aquel día te vi sonreír al lado de ella y vi como la mirabas, como sonreías y como se te iluminaba la cara... decidí que no podía admitir que te seguía esperando. Me arme de valor y decidí que era mejor que fueras feliz porque a mi nunca me habías regalado una de esas sonrisas, ni muchísimo menos una de esas miradas llenas de luz.
Hoy, en el intento de esperar, una voz se a apoderado de mi cabeza y ha decidido incitarme a hablarte y a dejar de soñarte. Le he hecho caso, y joder, no sabes lo que te echaba de menos, lo que echaba de menos hablar como amigos, echaba de menos saber de ti, saber que escribes y escribes y sigues escribiendo, saber que sigues luchando por tus sueños.
Al terminar de hablar la misma voz se a apoderado de nuevo de mi cabeza y me ha recordado porque decidí realmente no esperar mas, y el motivo fue que me canse, que no me quedaban fuerzas, que me fallaban las ganas y que mi cabeza estaba rozando la locura. Decidí que si a lo mejor dejaba de esperarte y me concentraba muy fuerte en que de verdad pasara podría olvidarme de todo lo que un día me hubiese gustado llegar a ser y que nunca fuimos, porque el destino no quiso, porque no eras tu quien tenia que llegar a mi vida para que todo dejara de ser negro o gris como tu decías. 
Pero la niña de mi interior esa a la que le encantaba dormir con alguno de tus cuentos, a la que a pesar de que ninguno tuviera un final de película seguía creyendo con cada uno, que las princesas existen y los príncipes también, esa niña que un día creyó ser una superheroina pero que cuando decidiste dejar de escribirle se dio cuenta de que le faltaban las alas, esa justo esa que algún día viste o por lo menos dijiste ver, ha vuelto y me ha dicho que te echa de menos, que no le gusta la trinchera que le puse alrededor de castillo para que no te oyera, para que no te leyera, incluso para que no viera mas allá de que los dragones también existen, para que no viera que un día se me hizo el corazón añicos al verte reír con ella. Y finalmente con esa rabia que la caracteriza y esa cabezoneria ha ganado la batalla y aquí estoy de nuevo escribiéndote otra vez algo que nunca vas a leer, algo de lo que me avergüenzo tanto que nunca dejaría que llegara a tus manos. 
Muy buenas noches caballero andante.

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